La mudanza lleva tiempo y, si usted mismo se encarga de empacar, como hace la mayoría de la gente, asegúrese de tener mucho tiempo, al menos seis semanas antes de la fecha de la mudanza (en un mundo idoneo), y de planificarla cuidadosamente. Una planificación y empacado cuidadosos le ahorrarán tiempo, dinero y muchos tirones de pelo.
Por dónde empezar
Decida qué se trasladará con usted y qué se quedará. Puede que haya objetos que ya no necesites o que no merezca la pena trasladar, o tal vez tu mudanza sea temporal y ciertas cosas innecesarias puedan guardarse en un almacén. Sea cual sea la respuesta, decide de antemano qué se queda y qué se va. Si tienes objetos ya almacenados, asegúrate de hacer un inventario exhaustivo para asegurarte de que no estás trasladando objetos de los que podrías prescindir.
Prepara los suministros para empacar. Intenta calcular lo que vas a necesitar y asegúrate de tener suficientes a mano. Empieza a recoger cajas de cartón de tu lugar de trabajo, de amigos o de tiendas. Compra algunos rollos de plástico transparente para embalaje y plástico de burbujas en tu ferretería de conveniencia, además compra rollos de cinta adhesiva, marcadores permanentes y al menos un rollo de mecate piola.
Empaca lo que no es esencial. Empieza a empaquetar artículos de los que puedas prescindir. Si te mudas en verano, empaca toda la ropa de invierno, el equipo deportivo y las cobijas más pesadas.
Organícese
Etiqueta las cajas. Mientras embalas las cajas, asegúrate de etiquetar la parte superior y los laterales de las cajas con el contenido, la ubicación del contenido en tu casa y si hay alguna instrucción especial, como “frágil” o “abrir primero”. Esto ayudará a los encargados de la mudanza a colocar las cajas en la habitación correcta y les advertirá de cualquier artículo frágil. Además, si llevas una lista completa del contenido en el exterior de la caja, te ahorrarás el tiempo de rebuscar en 10 cajas marcadas como “cocina” sólo para encontrar el abrelatas.
Haz un inventario. Numera las cajas y lleva una lista de inventario para comprobarla cuando los operarios de la mudanza (o tu mism@) las descarguen en su nueva casa. De este modo, si se pierde una caja, podrás identificar fácilmente de qué número se trataba y qué contenía.
Asegúrate de que tus cosas lleguen a salvo
Etiqueta correctamente las cajas con rotulación que indique a los encargados de la mudanza cómo manejar el contenido. Otra alternativa es pegar calcomanías de colores específicos y dar instrucciones a la hora de la manipulación, designando colores para lo frágil (vidrio, cerámica), electrónico (consolas de juegos, pantallas) y así sucesivamente.
La ropa, las toallas, las sábanas y las almohadas pueden utilizarse para mantener a salvo los artículos frágiles. Sólo tienes que asegurarte de marcarlo en la caja para cuando se desembale. Si la persona que desembala la caja no es consciente de que un jarrón de cristal está envuelto en una manta de lana, podría fácilmente desplegar la manta y hacer que el jarrón se estrelle contra el suelo.
Asegúrate de envolver adecuadamente todos los artículos frágiles en varias capas de plástico de burbujas y de embalarlos de canto (platos, espejos, marcos de cuadros, etc.). El plástico de burbujas es muy recomendable. Es barato y evitará que los platos y otros objetos frágiles choquen entre sí.
Pon cinta adhesiva a los objetos que se pierdan para formar un fardo. Los bastones, las escobas, las palos de piso, los soportes de las lámparas y otros artículos de mango largo pueden unirse con cinta adhesiva y cartón (para evitar que el pegamento se adhiera y pueda comprometer la pintura de los materiales) en un paquete para facilitar su transporte y almacenamiento.
Traslado de muebles
Cuando traslades muebles, asegúrate de mantener todas las piezas junto con el propio artículo. Los tornillos, pernos y otras piezas pequeñas pueden colocarse en una bolsa de plástico con cierre automático (bolsa para sándwiches/bolsa para congelador) y luego pegarse al propio mueble. Si vas a trasladar una mesa, desatornilla las patas, únelas con cinta adhesiva y pega la bolsa de piezas a la parte inferior del tablero. Incluso puedes pegar las patas a la parte inferior del tablero para asegurarte de que no se rayan o abollan durante el traslado.
Envuelve todos los muebles que se puedan rayar con un acolchado protector. Los tableros de mesa, las mesas de centro, los cabeceros, etc., pueden sufrir arañazos y golpes durante la mudanza. El acolchado para los muebles será un elemento que deberás tener a mano (comprando espumas delgadas o mantas solo para ese fin) o pedir prestado para garantizar la integridad a la hora de la mudanza. No utilices tu propia ropa de cama para proteger los muebles; la ropa de cama puede rasgarse y mancharse durante la mudanza. Además, el acolchado de los muebles es sólo eso: acolchado. Protegerá mejor sus pertenencias.
- Desmonta todos los muebles: Cualquier pieza que pueda desmontarse, asegúrate de desmontarla. Los escritorios son más ligeros sin los cajones; los cajones son más ligeros sin el contenido, aunque puedes mover los cajones del escritorio con su contenido todavía dentro. El truco consiste en rellenar con ropa de cama el contenido y luego pegarlo con cinta adhesiva. Esto se puede hacer si los cajones son apilables y se pueden colocar en el rincón debajo del escritorio cuando están en el camión. No querrás que el contenido se desparrame por el cajón del camión durante el traslado.
- Mantén el peso del camión al mínimo: Para evitar que tu, tu familia, tus amigos o el personal de la mudanza se lesionen, asegúrate de que las cajas no sean demasiado pesadas. La mayoría de las cajas deben pesar menos de 50 libras (22kilos), siendo el peso ideal 40 libras (18 kilos) o menos. Si tienes cajas con sobrepeso, asegúrate de marcarlas claramente para que nadie se lesione en el trabajo.